Villacedré
Se encuentra situada en un alto sobre terreno llano de mediana calidad. Aparece la voz en numerosos documentos a lo largo de los primeros siglos de nuestra historia:”Villa de Zide Rege” en el año 949, “Villa de Citi Rege” en el año 981, “Villa Cidere” en el año 1034, o “Uilla Citarei” en el año 1040, Villa Cidarei año 1174, siendo el término “-cedre” compuesto del árabe “citi” con significado de señor y del latín “regem”, rey. Es por lo tanto Villacedré la “Villa del Señor Rey”.
La Villa de Citi-Rege siempre fue un pequeño poblamiento muy bien situado para el trabajo de sus labradores. Fue de la Jurisdicción de la ciudad de León en 1752, con 15 vecinos y 31 casas, de Quintana de Raneros en 1847 con 13 vecinos y 70 almas y en la actualidad del Ayuntamiento de Santovenia de la Valdoncina, contando alrededor de seiscientos habitantes.
En el año 995, el 27 de abril hay una escritura en que Speciosa, mujer de Benedicto, hace donación al monasterio de Santiago de la Villa de Citi-Rege firmando el Obispo Froilán. En el 1007, Félix y Viarigo compraron una viña junto al camino de Villa-Citi, se la compraron al hebreo Samuel y a su mujer Cete. Del año 1011 hay dos escrituras firmadas por el Obispo Nuño, por las cuales Aurisindo da al monasterio de Santiago (este monasterio se encontraba cerca de la catedral, donde se halla hoy el Seminario) una heredad que tenía junto al Porma y a la abadesa Imilona que le gobernaba, le concede la hacienda que tenia en Villarrodani (Villarroañe) lugar que estaba entre los ríos Porma y Torío, mezclado ya con el Bernesga y otras heredades que había adquirido en Sardonedo, a la ribera del Órbigo, en Magaz, en Villa Citi-Rege (Villacedré) y en Mancellarios, hoy Mancilleros.
Después del año 1011 hay documento que refleja noticias de las heredades que por compra o donación, posee el monasterio de Santiago de León en Villacedré, concretamente las fincas situadas en los parajes de “Fuente Pascual”, “Furacasas”, “Juniz en la carrale que viene de Ardón”, en el “Valle Manni”, en el término de “Celso”, en la “Mata Romarigo”, en el “Valle de Zuleiman”… En el año 1123 la reina Doña Urraca hizo escritura de cambio directo, dando al obispo Don Diego y a sus canónigos de Villalobar, con todos sus términos y el realengo que tenía en Venerarías por la mitad de Villacedré.
De las construcciones más representativas que perduran en esta localidad cabe destacar el edificio que más resalta: su iglesia parroquial que se encuentra bajo la advocación de “Nuestra Señora”. En la torre, al exterior, está cincelada la leyenda de su construcción que dice. “A esta iglesia se le dio misa el día 27 de abril del año 1777, siendo cura Don Matheo Álvarez y de Armunia”. “Hízose esta iglesia siendo cura Don Mateo Álvarez, año de 1786”.
De planta rectangular presenta una nave única que lleva tres tramos abovedados que se sustentan por dos arcos fajones sobre pilastras con basa e impostas molduradas, la cabecera más alta que la nave fue restaurada en 1954, con forma cuadrada, la abre el arco toral y a un lateral de la misma aparece adosada la sacristía. Se accede al pórtico por una puerta de arco de medio punto y del mismo destaca su empedrado que data del siglo XVI. Cuenta con un retablo barroco, en su centro se encuentra la Virgen de los Imposibles, vestida, sólo se le aprecia cara y manos, Virgen de gran devoción y cariño de la que dicen “La Virgen de los Imposibles es la que hace los milagros y la del Camino la que se lleva los dineros”. Encima hay un Crucificado, a ambos lados San Roque y San Blas. La mesa del altar se apoya en un gran escudo de madera, tallado perteneciente a la Casa de los Ossorios. En el muro izquierdo de la nave hay una hornacina con un San Antonio tallado debajo la leyenda: “A expensas de Don Antonio López 1786”.
Todo el terreno de Villacedré, según las declaraciones que presta la Comisión Declarativa del Lugar para la confección del Catastro de La Ensenada en el año 1752, se englobaba en 782 heminas de tierra para labrar y 21 cuartas de viñas, pertenecientes a forasteros e instituciones eclesiásticas, y 1429 heminas de tierra y 199 cuartas de viñas, propias de los quince vecinos en tales fechas. Las denominaciones que se daban a los parajes se mantienen hoy, razón por la que se conjetura que la tradición histórica, el trabajo, la simbiosis con la geografía, todo era motivo de permanente relación de vida.
Asi tenemos nombres obtenidos del área vegetal como los Majuelos, los Reboños, el Palerico, los Ponjales y Valdeviñas y otros topónimos relacionados con las peculiaridades del terreno tales como, Tierradura, Las Regueras, Los Cantos, el Terradizo, Picón, Correcalzada, las Coveras; otros con los animales como los Aguilones, las Cuadras, la Cabeza de cabra, Rabo de Asno y otros de relación del hombre y trabajo, como las Serradas, Valdefán Valle Alvarín y el famoso y mítico lugar del Jano.
Debemos reseñar en este punto que en Villacedré hay un amplio cerro con el nombre de “El Jano” que se extiende desde Oteruelo, se intuye que en época del asentamiento de los romanos en León se levantara aquí algún edificio consagrado a este dios, porque desde esta preemiencia se contempla la ciudad legionense acostada a sus pies. Ahora ya no se siembra